A continuación vamos a desglosar los diferentes sistemas de calefacción según su fuente de suministro:
La calefacción de gas representa en la actualidad aproximadamente el 33% del sistema de calefacción utilizado en los hogares de España.
Cuando hablamos de calefacción de gas estamos incluyendo la clásica bombona de gas butano (que permite ser utilizado en cualquier zona geográfica del territorio), así como del suministro de gas que, a pesar de que la red se va ampliando gradualmente, aún no está disponible en todas las zonas geográficas.
Su funcionamiento consiste en colocar calderas así como radiadores de agua por toda la vivienda.
Según la INE (Instituto Nacional de Estadística), la calefacción eléctrica está disponible en casi el 20% de los hogares, siendo uno de los tipos de calefacción que más habitualmente encontramos en los hogares.
Pero dentro de la calefacción eléctrica habría que distinguir entre varios tipos de calefacción: las calderas individuales, los radiadores y acumuladores eléctricos y el hilo radiante:
- 4,5% para las calderas eléctricas.
- 14% para los acumuladores y radiadores.
- 1% hilo radiante
Estos porcentajes van muy relacionados con los costes.
El suelo radiante es otro tipo de calefacción que podemos encontrar en el mercado. A pesar de que se trata de uno de los sistemas de climatización más eficientes, no es tan económico y requiere, en algunos casos, de reformas importantes (en función de la antigüedad y sistema actual del edificio a instalar).
Para ver con un ejemplo lo eficiente que es este sistema de climatización, la temperatura de impulsión del agua para el suelo radiante se encuentra entre 30º y 45º, que comparado con la de los radiadores tradicionales que está entre los 80º y los 85º, es más de la mitad. Es por ello que este tipo de calefacción permite grandes ahorros cuando los combinamos con algún sistema de generación de calor eficiente; como por ejemplo la aerotermia, geotermia o energía solar. En la actualidad se está demandando con mucha fuerza la instalación híbrida de suelo radiante con aerotermia al proporcionar ahorro por la reducción de pérdidas (temperatura cercanas a la ambiente), eficiencia a cuanto al rendimiento, ahorro por la utilización de aire exterior del inmueble para generar energía (aproximadamente de media un 70%) y ser respetuosas con el medio ambiente.
Además, este tipo de sistema de climatización no producen molestias de sequedad o estratificación.
Pero no todo son ventajas, la desventaja principal de este tipo de calefacción es, sin duda, su precio. No obstante, la inversión inicial puede recuperarse a corto plazo por lo que no hay que asustarse por un desembolso inicial elevado, ya que si hacemos números, un consumo mensual muy elevado alcanzaría la misma cifra en tan solo unos meses.
Eso sí, si habéis de emprender un proyecto de estas características es muy aconsejable acudir a mano de obra calificada con instaladores de aerotermia cualificados y con garantías. Por lo general, y a poder ser posible, se recomienda instalar suelo radiante cuando la vivienda está en construcción o al emprender una rehabilitación.
Las bombas de calor, por su parte, utilizan la electricidad para funcionar y, a parte de la aerotermia, representa uno de los tipos de calefacción más novedosos.
Si queremos calentar un espacio no muy grande, este tipo de calefacción no requiere demasiada energía para elevar la temperatura, por lo que es adecuado si queremos calentar un espacio pequeño con rapidez. Además puede ser inverter, es decir refrigeración, por lo que podemos tener en un mismo sistema dos tipos de funcionalidad.
La gran desventaja, sobre todo comparado con el suelo radiante o hilo radiante, radica en que la distribución del calor en la vivienda no es homogénea, ya que solo calientan el área donde está ubicada.
Por estadísticas, estamos hablando de que , aproximadamente, el 6,3% de los hogares disponen de alguna. Siendo las clases de viviendas unifamiliares las familias que más las utilizan.
Como hemos dicho, la eficiencia energética de este sistema tiene sus limitaciones viéndose afectado su rendimiento debajo de los cuatro grados centígrados. Por, ejemplo, la bomba de calor trabajará a la mitad de su capacidad cuando el termómetro desciende hasta el punto de congelación, pudiendo aparecer hielo en la unidad exterior y obligándonos a detenerlo un tiempo. Así pues, si tu caso es de una persona que vive en un lugar donde el invierno es especialmente crudo, no es el sistema más adecuado.
Además de los comentados, en el mercado actual podemos encontrar una gran variedad de sistemas de calefacción no tan comunes pero de gran eficiencia energética. Y no son tan comunes por el tipo combustible que emplean.
Entre ellos encontramos
- Las calderas de gasóleo
- La calefacción mediante la leña y sus derivados: entre los que encontramos, además de las famosas chimeneas de leña, las estufas de pellets (biomasa formada por residuos orgánicos tomados de distintas elementos vegetales como los huesos de aceituna, las cáscaras de nuez, etc.)
Estas fuentes de energía son muy económicas, pero el gran problema radica en que producen gases contaminantes, en el caso de las chimeneas, y necesitan de un sistema de salida de humos para las estufas de pellets. Existen estufas de pellets sin salida de humos pero si no se dispone de una salida de humos homologada, no son legales, por lo que en los pisos actuales, es muy difícil poder ser instaladas. Un sistema de calefacción adecuado es el que emplea combustibles amigables con el ambiente.